Enseña tu dedo, corazón.
A quien te juzga sin saber quién eres,
A quien se deja llevar por lo que dice la gente,
Al que critica tus actos sin conocer tus motivaciones,
Y a quien no entiende de razones.
A quienes te sonríen de frente,
Se burlan a tus espaldas,
A quienes hablan mal de ti,
Sin tener el placer de conocerte.
A quien no acepta que eres un referente,
Y ansía tus virtudes sabiéndote diferente,
Envidia tu energía, tus valores,
Tu personalidad y tu don de gentes.
A quienes se alegran de tus desgracias,
Aplauden tus reveses,
Apagan tu sonrisa,
Y todo lo hacen con desgana.
A quien dice quererte y solo te provoca lágrimas,
A quien te grita, te sacude y te maltrata,
Te dice que es por tu bien,
Y en nombre del amor te corta las alas.
A quienes destruyen tus ilusiones,
Tus ganas de vivir la vida,
Desprecian tu bella locura,
Y solo quieren que les adores.
A quien no admira tu cultura,
No respeta tus manías,
Ignora tus intereses,
A quien se va y vuelve creyendo que tu corazón es de pasta dura.
A quienes siempre están de mal humor,
Intoxicando el ambiente,
Despotricando de la gente,
Lamentándose más que un viejo motor.
A quien te vende una falsa personalidad,
Y se muestra sin franqueza,
Sonriendo de soslayo,
Actuando con total desprecio y crueldad.
A quienes juegan con tus sentimientos,
Haciéndote creer lo que no es cierto,
Perfeccionando sus artimañas y mentiras,
Engañándote sin miedo a ser descubiertos.
A quien se aprovecha de tu bondad,
Ignorando tus deseos,
Sepultando tu ternura,
Acabando con tu libertad.
A quienes se conforman con la piel, el morbo y el «como te pille, verás»,
Incapaces de ver más allá,
Sin entender que debajo está lo que jamás caducará,
Usándote a su antojo como a las demás.
Al egoísta,
A la resentida,
Al celoso,
Y a la masoquista.
A quien te jura haber dejado su pasado atrás,
Y te habla de un futuro sin igual,
«Voy a cambiar, jamás te arrepentirás», te dice sin mirar,
Dejando la puerta abierta por si el ayer vuelve a reclamar.
Al que te roba la paz,
Se apodera de tus sueños queriendo ocupar su lugar,
Te aleja de los tuyos exhibiendo su infantil inseguridad,
Demostrando que es un acomplejado incapaz.
A las puritanas y materialistas,
Al superficial y al pesimista,
Y a todas esas manipuladoras,
Que dan más pena que las tontas que van de listas.
A la que dice ayudarte sin esperar más,
Para aprovecharse de tu ingenuidad,
Fingiendo cercanía y amistad,
Aguardando el momento para apuñalarte por detrás.
A los violentos,
A las envidiosas,
A los que disfrutan viéndote llorar,
Y a las que suspiran siempre por el hombre de las demás.
A los que hoy sí, mañana no, y pasado quizás,
A los que piden y jamás dan,
A quienes rezan los domingos,
Y durante la semana son peor que Satanás.
No lo pienses más,
A todos ellos, por igual,
Enséñales tu dedo corazón,
Y diles «hasta nunca» sin mirar atrás.
Víctor H. Moreno
2017®
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